Con el ya conocido «Estallido de la burbuja inmobiliaria español» decayeron distintos sectores entre ellos y al mismo tiempo el desiquilibrante sector de la construcción español. Pero esto parece estar acabando puesto que este estéril panorama por el que el sector está pasando se va recomponiendo y donde antes sólo había especulación ahora parece ser un sector más equilibrado donde el alquiler y el crecimiento del mercado ha mejorado.

La consecuencia de esta gran transformación por la que pasa la construcción, muchos inversores internacionales han vuelto a poner el punto de mira en España en busca de grandes y nuevas oportunidades. Desde 2012 hasta 2015 el montante de inversión directa ha pasado de 1100 millones de euros a nada más y nada menos que 8000 millones, todo un tercio de los fondos internacionales captados por la economía española.

Esta mejora no tiene ningún tipo de secreto. Por un lado, gracias a la mejora del pensamiento de España en los mercados internacionales después de una fase en la que el riesgo del país rechazaba automáticamente cualquier tipo de inversión. Las grandes oportunidades inmobiliarias también han tenido su papel gracias a la rebaja y la estabilización de sus precios.

¿Las Socimi? Sí, estos instrumentos de inversión y los movimientos corporativos han sido también partícipes del nacimiento de la primera inmobiliaria cotizada española. La descongelación del sector bancario tras estos largos años de sequía ha posibilitado un gran repunte en cuanto a la concesión de hipotecas.

Todas estas son algunas de las razones por las que el mercado inmobiliario ha vuelto a ser una gran forma de inversión para inversores minoristas. Desde fondos de inversión especializados, cuya rentabilidad media anual está siendo de un 15%, hasta la Socimi, si se elige la rentabilidad a medio plazo. Sea cual sea la opción elegida lo que sí es cierto es que el mercado vuelve a mirar al futuro para no repetir los excesos que se cometieron en el pasado.