Recordando las heladas que la ola de frío pasada trajo a España, he querido haceros una comparación con el pueblo más frío del mundo. ¿Te parece si conocemos como viven estas personas a -60º?

Vivir a -60º en Oymyakon

El frío tiene otros inconvenientes, ciertos bastante irónicos. Por ejemplo, las tuberías se congelan, así que los servicios están en pequeñas casetas de madera a la intemperie, con letrinas cavadas en la nieve. El meteorólogo de TVE Mario Picazo hizo un documental desde allá y contó que hasta el papel del váter está congelado. En la oficina de turismo nos cuentan que esta costumbre es lo que más sorprende a los visitantes.

Al estar el suelo de la ciudad tan helado tampoco se pueden cavar tumbas. Cuando una persona muere en Oymyakon, lo primero que deben hacer es hacer fogatas para poder derretir el hielo que hay en el suelo para así después poder meter el pico y la zapa, como se muestra en este reportaje.

Sino te cubres la cara a -60º es imposible respirar. «A -50º es prácticamente imposible correr«, contaba un residente en el vídeo. En la historia que contaba, dice que su perro lamió un barril que estaba lleno de agua y se le quedó la lengua pegada.

Conforme The Weather Channel, en 1924 lograron alcanzar la temperatura más baja de la historia de la ciudad llegan a -71º. Cuando los termómetros empiezan a marcar entre -15 o -20º es en Octubre y el invierno se extiende durante cinco meses con apenas 5 o bien 6 horas de luz al día.

«Lo normal es que en invierno haga -50º . Cuando hace entre -45º y esa temperatura es prácticamente calurosa. Entre -58º y -64º son heladas extremas«. Cuando hace demasiado frío no se puede practicar deporte en la calle, pero bien abrigado sí se puede estar fuera y pasar tiempo en el bosque, a donde acostumbran a ir a apresar o bien a recortar leña.

Los turismos no solo no duermen fuera de casa, sino que tienen garajes con calefacción. «Los motores no arrancan a -20° y a -50º se quedan como un témpano«.

«Tenemos de todo. Gimnasio, café, clubs, bibliotecas, museos, tiendas, farmacias«. Están preparados puesto que hay servicios de pediatría para los niños y médicos de atención primaria, y si ocurre algo más grave, trasladan al paciente a la urbe.

El pueblo vive en una parte de la minería. El estado les paga por extraer oro y antimonio de las minas, además de que este último es un metal raro y caro. La cría de ganado y de caballos es otra de las actividades económicas de la población. Una de sus formas de ganar dinero o comer es mediante la pesca y la caza de renos y alces.

La tinta de los bolis se congela y las baterías duran poquísimo. Los mecanismos de las cámaras de fotografías sufren bastante. Pero según nos cuentan, no es verdad que no tengan teléfonos móviles, como se afirma en ocasiones. «Tenemos internet, Wi-Fi y televisión por satélite y todo el mundo tiene móviles. Se congelan si los sacas en la calle, pero los llevamos en el bolsillo«.

La calefacción es por cuenta de una planta de energía térmica que sirve a todo el pueblo y marcha con carbón las veinticuatro horas del día. «Las casas están muy bien dispuestas para el frío«. Lo que no tienen es agua corriente, por el hecho de que se congelan las tuberías. «En otros pueblos cercanos sí tienen y puedes ir allá a por agua o bien a lavar el coche, aunque en verano los lavamos en el río«.

La dieta es fundamentalmente carnívora, por el hecho de que no hay planta que agarre en ese suelo helado y las frutas y verduras son carísimas. Algunas de sus especialidades culinarias incluyen carne de venado, de ternera y potro. El fotógrafo Amos Chapple, que visitó la aldea en 2013 y cuyo trabajo recoge la gaceta Wired, menciona asimismo el pescado crudo y sangre de caballo con pasta.

Los pequeños no pueden estar fuera cuando la temperatura baja de -68°. Con -49 °C pueden jugar en la calle solo a lo largo de 20 minutos. A -58º cualquier una parte de la piel expuesta al frío se congela de forma rápida. Un mes por año los pequeños no van al instituto porque la temperatura está por debajo de -54 ºC . Las clases en el instituto se suspenden cuando hace -58 grados .

El frío extremo tiene alguna ventaja, como que las casas no necesitan nevera. Si dejan los comestibles en el porche se congelan. Pero la ropa húmeda se transforma asimismo en una placa de hielo en cuestión de minutos.

A pesares lo de lejos que está de todo, a la aldea llegan entre 300 y 400 turistas al año atraídos por las temperaturas extremas que se entretienen con las carreras de renos, la pesca a través del hielo y las aguas termales. Asimismo tienen «un lago sagrado y las montañas«.

Fuente de información El País